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lunes, febrero 23, 2009

Como de costumbre
(titulo provisorio)
Por Felipe Alegría


Bebió la cerveza helada y con limón, le pareció más amarga que de costumbre y de no ser por que tenía mucha sed no la habría bebido. Era un vaso largo y transparente, le pareció más largo que de costumbre, y más transparente que de costumbre, pero lo había tomado del mismo mueble donde acostumbra dejarlo, por ende era el mismo, o uno de los mismos, este mueble estaba al lado del refrigerador de donde sacó la cerveza, la que estaba –o así lo creyó- más helada que de costumbre. Como de costumbre tomó el vaso y cogió una de las botellas del refrigerador, una de esas que acostumbra comprar, ni tan caras, ni tan baratas, tenia sus manías, era un hombre de costumbres; inclinó el vaso y se sirvió y bebió -todo después del riguroso proceso con que acostumbra a servir la cerveza, que partía con inclinar en ciertos grados el vaso, dejar caer en cierta parte el primer chorro de cerveza y cuando la botella esté media llena comenzar a enderezarla, por lo general a la mitad del vaso, hasta que la espuma quede al ras, luego le añadía una tajada de limón, la espuma caía y nada más quedaba un vaso con cerveza y limón, una botella vacía y una tarea realizada con una rigurosidad matemática- bebió y bebió como si fuese el más grande manjar, con la sed de un hombre del desierto y con las ansias de un adolescente frente la bebida que se venia.

Se sentó en una silla, en una sala oscura frente a la ventana que daba a un potrero donde, cuando caía un rayo o estallaba un relámpago, podía ver los campos donde más allá se levantaba un granero, un silo de cemento, cónico, la veía por un segundo o menos y luego desaparecía hasta los próximos minutos -a veces segundos- cuando por suerte se presentase otro haz de luz, para ver el silo, el campo y una cortina de gotas brillantes, por un segundo o menos, luego, mientras bebía cerveza, pensaba en como las lluvias tropicales producían ese calor y esa lluvia a la vez, solía sentarse frente a esa ventana y escuchaba la lluvia, los truenos y el crepitar en el techo y la tierra, no le parecía música, más bien le molestaba un poco, vivía solo y trabajaba todo el verano con la cosecha de una u otra cosa, siempre grano, trabaja mucho y ganaba bien, durante el resto del año vendía semillas de la misma cosecha o un poco de años anteriores, siempre quedaba algo, con eso le daba para vivir, era de noche y creyó que era hora de dormir, así dejó la botella vacía junto a las demás, el vaso lavado, secado y guardado, cerró cortinas, trabó puertas, se desnudó y durmió.

Al otro día se levantó, desayunó, hizo algunos quehaceres tomó la camioneta y se fue al centro, abrió la tienda de semillas, cerró la cortina metálica, el día ya se fue, vendió poco, pero eso bastaba, pasó por unas cervezas y llegó a casa, era un día nublado y lo más probable era una tormenta como la de la noche anterior, así que cuando llegó a su casa, guardó algunos sacos que había puesto a secar, creyendo –como los otros días- que habría un día despejado y caluroso, eso le dio sed, así que sacó un vaso y una cerveza, la inclinó sobre el primero y la sirvió de manera ceremonial, luego pasó a la sala y miró los segundos luminosos de su propiedad, gracias a la tormenta, para pensar en las lluvias tropicales, era de noche y creyó que era hora de dormir, así dejó la botella vacía junto a las demás, el vaso lavado, secado y guardado, cerró cortinas, trabó puertas, se desnudó y durmió.

Al otro día se levantó, desayunó, hizo algunos quehaceres y fue a la camioneta, pero pensó que estaba bien si no iba a trabajar, se quedó en casa y arregló algunas cosas, el silo tenia unas fugas, las encementó, sacó el barro de las puertas, mientras aún caía un poco de agua y pensó que estaría bien tener un perro que lo acompañara, o un gato, no había visto que llegaron más ratones que otros años, trabajó todo el día hasta entrada la noche, eso le dio sed, así que sacó un vaso y una cerveza, la inclinó sobre el primero y la sirvió de manera ceremonial, luego pasó a la sala y miró los segundos luminosos de su propiedad, gracias a la tormenta, para pensar en las lluvias tropicales, era de noche y creyó que era hora de dormir, así dejó la botella vacía junto a las demás, el vaso lavado, secado y guardado, cerró cortinas, trabó puertas, se desnudó y durmió.

Al otro día se levantó, desayunó, hizo algunos quehaceres y fue a la camioneta, pero pensó que estaba bien si no iba a trabajar, se quedó en casa y pensó que estaba bien si no hacia ningún arreglo, así que leyó incesantemente todo el día, no había comido ni bebido nada, eso le dio sed, así que sacó un vaso y una cerveza, la inclinó sobre el primero y la sirvió de manera ceremonial, luego pasó a la sala y miró los segundos luminosos de su propiedad, gracias a la tormenta, para pensar en las lluvias tropicales, era de noche y creyó que era hora de dormir, así dejó la botella vacía junto a las demás, el vaso lavado, secado y guardado, cerró cortinas, trabó puertas, se desnudó y durmió.

Al otro día se levantó, se vistió, se quedó en su cuarto unos minutos y pensó que estaba bien si no desayunaba, es más, pensó que estaba bien si no se levantaba ni hacia lo quehaceres ni arreglaba las cosas ni iba a la camioneta ni vendía semillas ni pensaba en un perro… al cabo de unos segundos eso le dio sed, así que sacó un vaso y una cerveza, la inclinó sobre el primero y la sirvió de manera ceremonial, luego pasó a la sala y miró todo el día luminoso de su propiedad, no por la tormenta, más bien por el sol sobre las nubes y que se colaba de vez en cuando entre estas, para pensar en las lluvias tropicales, era de día y creyó que era hora de dormir, así dejó la botella vacía junto a las demás, el vaso lavado, secado y guardado, cerró cortinas, trabó puertas, se desnudó y durmió.

Un día ya no se levantó, de hecho pensó que estaba bien, no hizo nada más que estar en su cama y pensar, pensar en semillas, perros, quehaceres, desayuno, silos, tormentas tropicales, pero nada le dio sed.

Un día ya no se levantó, pensó en no hacerlo y creyó que estaba bien.

Un día ya no se levantó, de hecho, ya no pensó en hacerlo, ya no pensaba nada.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

y su vida queda reducida en un... nada... y asi es costumbre... y asi está bien... solo bien... solo nada...
Me gustó el relato.

viernes, 10 julio, 2009  

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